Sole & Diego
Desde los campos de lavanda hasta la sierra de Madrid.
Todo empezó con las archiconocidas aviolatadas flores, ahí es donde hicimos nuestra primera toma de contacto cámara en mano. Desde ese momento todo ha sido coser y cantar.
La historia se reanudó en casa de los novios. Sole, siempre con su sonrisa en la cara, nos hizo sentirnos como si estuviéramos en nuestra propia casa. Diego, con su ejemplar simpatía, nos hizo conocer a su familia antes del gran evento, ahí es donde conocimos a su gemelo, lo cual nos ayudó a no confundirlos en la boda.
Fuera de chistes, la boda fue modélica, llena de detalles y afectos. Ojalá todas las bodas fueran así de divertidas. Nos lo pasamos genial ya que nos metimos en su pequeña burbuja sin hacer mucho ruido. Además, todo fueron ayudas y facilidades por su parte.
De corazón. Muchas gracias por todo y que os vaya muy bien en la vida, os lo merecéis.